lunes, 6 de febrero de 2012

¿AFICIONADO O FANÁTICO? (Parte 1)



Es frecuente que las personas crean que afición y fanático es lo mismo. Existe una enorme diferencia, de ahí el siguiente reportaje. 

¿AFICIONADO O FANÁTICO?
Muchos creen que es lo mismo. La realidad es todo lo contrario.

Afición (del lat. affectĭo, -ōnis, afección) es inclinación, amor, admiración, simpatía a alguien o a algo. Igual se entiende por afición a la lectura, a la música, ir al teatro, practicar algún deporte sin ser profesional, etc.

Coloquialmente se dice de un grupo de personas que asiste frecuentemente a ciertos espectáculos, más común en eventos deportivos a los que tienen especial interés. Por ende, el espectador que simpatiza y admira al equipo y al deportista, es un aficionado que anima, vibra, se divierte, festeja y motiva sin alterar su equilibrio emocional ni la de los demás, pierda o gane su favorito. 

 Al unirse en grupo de animación, como las barras (mujeres y hombres) en el fútbol americano, en el béisbol, básquetbol, fútbol soccer, entre otros deportes, los integrantes animan y motivan a sus ídolos, contagian a los demás espectadores con su entusiasmo, con cánticos, bailables, coreografía o movimientos.

 El ánimo es una acción llena de serenidad en los sucesos prósperos y adversos, dicen los expertos.

En los deportes profesionales, la emoción es el sentimiento que expresa el espectador, como reacción a la influencia que los protagonistas transmiten con sus espectaculares actuaciones en el terreno de juego y estos, a la vez, se sienten motivados por la animación que les contagian sus admiradores desde las gradas.
Deportista y aficionado forman parte del espectáculo, desde la cancha hasta las gradas del estadio. El constante apoyo mediante la animación, influye positivamente en sus ídolos e impresiona al equipo adversario que, hasta cierto punto, se desanima. 

 El gol en el fútbol, un cuadrangular en el béisbol, un gran enceste en el básquetbol, el touch down sobre el emparrillado, un reñido combate en el boxeo, máxime si está en juego un campeonato o se trate de un clásico, en fin, toda acción espectacular causa animación y se expresa con el júbilo masivo en tremenda algarabía por el festejo, se vive la animación ordenada y controlada.

Pero el exceso, como en todo, rompe el equilibrio emocional y el individuo cae en el apasionamiento al extremo del insulto y la agresión. 

 ¿Qué es la pasión? (del lat. passĭo, -ōnis, y este calco del gr. πáάθος). Es perturbación o efecto violento y desordenado del ánimo: dominado por la pasión. 

 Una persona apasionada suele exacerbar, irritar, alterar los ánimos, como consecuencia del fanatismo. De la exagerada emoción surge la pasión y es fácil que se rompa el equilibrio cuando el individuo, contagiado por las masas conflictivas, es envuelto en el desorden.(OJO) Lejos de ser afición, es fanatismo y en ese estado de histeria, el individuo cae en la fase primitiva del ser humano, incapaz de razonar, presa fácil para provocar la violencia. 

El fanático (del lat. fanatĭcus) “defiende” con apasionamiento y en forma desmedida creencias u opiniones, sobre todo religiosas o políticas, pero esto también se manifiesta entre seguidores de artistas y en el deporte, más frecuente en el fútbol soccer. 

Dentro del medio artístico, especialmente en el ámbito musical, los admiradores (fans) que asisten a conciertos de grupos musicales pop, de rock, de baladistas, algunos de estos extravagantes, son presa fácil del fanatismo (en su mayoría mujeres) al grado de la histeria, gritan, bailan desenfrenadamente, algunas se desmayan, otras se convulsionan por el  extremo.  

 Esto también se da, hasta cierto punto, en el deporte espectáculo profesional, donde también impera el apasionamiento. En ambos casos desgraciadamente muchos fanáticos, jóvenes, adolescentes y lastimosamente hasta casi unos niños, están envueltos en el alcoholismo y la drogadicción. 

 El fanático pierde la dimensión de la realidad, hasta el grado de considerar al fútbol una religión. Peor aún, el fanático llega al extremo de la idolatría, por ejemplo han considerando dios a un Maradona que, como futbolista, fue un fenómeno, pero como persona, en su tiempo dio mal ejemplo por su vida licenciosa envuelta en las drogas. (Por fortuna, se ha estado reivindicando).

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